martes, 16 de diciembre de 2014

Llevo meses intentando escribir una segunda entrada medio decente. Y con medio decente me refiero a que a ver quien es el guapo que escribe algo a la altura de la escritura de mis colegas Spanadians. Y ni si quiera un par de meses después he sido capaz, pero bueno, allá vamos. 
Sí, los ''espanadians'' o ''espaneidians'', como se quiera ver. Mis 99 compañeros de aventura canadiense. Es bueno ver que puedes contar con gente que entiende a la perfección como te sientes en cada momento del viaje. La conexión entre gente con los mismos sentimientos es brutal, al fin y al cabo, aunque las experiencias sean diferentes y geniales a su modo, giran en torno a la misma base. Y simplemente conocer a 99 personas más de toda España (con acento canario, ya me entendéis...) viviendo un sueño en común es un sentimiento que se me antoja complejo... Sin palabras. 
Realmente aún me cuesta creer que todo esto está pasando... Es realmente acojonante pensar que con dieciséis años ya has cumplido uno de tus mayores sueños y que no te lo han regalado, que estás aquí por tu esfuerzo. Porque alguien ha visto algo diferente en ti, alguien ha confiado en ti. En ese momento solo sentí orgullo, y no de mi misma, sino de mi entorno. De mi familia, de mis amigos, de toda esa gente que me ha apoyado y que a su manera me ha hecho ser quien soy ahora. El 28 de marzo es sin duda uno de los días más bonitos de mi vida gracias a todo esto...
Meses de preparación, nervios, Spanadians, despedidas, reuniones, llantos, risas, fiestas, secretos. Y el 25 de agosto tocaba dejar una parte de mi atrás y empezar otra vez. Pero el verdadero cambio comenzó el 27 de agosto... 6:00 am. Barajas. Avión destino Ámsterdam... ¿preparada, Ainhoa?
Nunca se me ha dado bien resumir, ni condensar en un espacio pequeño la esencia de algo. Todos los detalles son importantes. Así que en este caso no iba a ser diferente, y no me sale resumir todos estos días aquí. Algo menos de cuatro meses, 110 días lejos de casa, de todo lo que antes conocía, de mi rutina, de mi patria de Dulcinea, de La Mancha, de mi país y todavía me cuesta creer que esté a más de 8000km de todo aquello. Pues bien, 110 días después aquí estoy. He cambiado, no sé si para bien o para mal, pero sé que he cambiado. Veo las cosas de un modo diferente, he aprendido a ser más independiente, a valerme más por mi misma. Que si se cree y se trabaja, se puede. 
¿Cómo buscar la definición exacta de eso que se siente cuando estás solo en medio de un montón de gente? Eso que se siente cuando realmente estás empezando de cero, cuando todavía no eres nadie aquí. Todo el mundo tiene su vida, sus amigos, su familia y a ti te toca buscarte tu lugar aquí, hacerte hueco. Sacar adelante el colegio. Llegar a casa. Tu casa, tu nueva casa. ¿Se puede tener más de un hogar? ¿Como sabemos a donde pertenecemos, de dónde nos sentimos que somos? Estar con alguien a quien llamas familia pero en realidad no lo es, o si. Porque no se puede sustituir a la familia de verdad, pero por intentarlo... o al menos tratar de llenar ese gran hueco. Porque no puedes estar 10 meses solo sin afecto, sin de vez en cuando una regañina de alguien que ahora resulta ser tu madre. Todo eso ya es un cambio enorme.. haz amigos, busca gente afín. Porque a veces ser diferente puede ser interesante, o no. Disfruta de tus primeros días de soledad, observa cuidadosamente cada detalle, como actúan en clase, como viven la vida escolar, que hacen en su tiempo libre. El clima, ay Canadá... Cuando la temperatura en un solo día varía 20 grados, cuando la nieve te llega por las rodillas y de repente un día encuentras que tienes que salir a la calle y estás a treinta grados bajo cero (sí, sigo viva)
¿Puede ser que en algo que siempre has considerado tu sueño haya cosas malas, cosas que realmente no te gusten tanto o puedas llegar a odiar? ¿Se puede llegar a realmente disfrutar de la soledad? No lo sé, sinceramente. Todo esto son preguntas que, como muchas otras, las iré respondiendo yo solita durante los seis meses restantes. Seis meses, qué locura... Qué rápido pasa el maldito tiempo.  
Volviendo a lo vivido, estos algo más de cien días me han dado para mucho. Comenzando por tener tres semanas más de vacaciones debido a una huelga de profesores en mi provincia (mi Beautiful British Columbia) Durante ese tiempo tuvimos algo así como un colegio para todos los estudiantes internacionales. Somos más de 150 en mi distrito, y 50 de ellos estamos en el Sa-Hali Secondary School. En este tipo de colegio hicimos bastantes excursiones y visitas a distintos lugares de la ciudad, además de probar comidas de los países de procedencia de los demás estudiantes y diferentes actividades relacionadas con el idioma y como manejar el choque cultural y nuestra nueva vida. 
Con el comienzo del instituto llegó la rutina. La verdad es que estoy bastante contenta con mi colegio. Somos algo más de 700 estudiantes de grado 8 a grado 12 (Lo equivalente a 2ºESO a 2º de Bachillerato) Los canadienses son gente simpática, abierta, siempre dispuestos a sonreírte en los pasillos o preguntarte como te va el día. No me está resultando muy difícil, además disfruto de mis asignaturas ya que las escogí yo misma. También canto en el coro del instituto y en el de la ciudad.
En estos días también hemos hecho bastantes actividades con el distrito. Hicimos un viaje de dos días a Vancouver, hemos hecho curling (sí, el deporte este que sale en los Simpsons que se juega con un cepillo en el hielo) esquí, toma de contacto con un pueblo de las First Nations canadienses... Todo increíble y muy bien organizado.
He tenido la suerte de encontrar unas amigas maravillosas de Alemania (visita obligada, me encantaría visitar Alemania algún día...) y es genial poder contar con ellas todos los días. ¡Y me están enseñando a hablar alemán! Mención especial a mi bcina española, la otra Spanadian Kamloopstiense, mi verdadera compañera de experiencia... un placer tenerte aquí al igual que un placer haberte conocido, Pinilla! :D
Mi ciudad también me gusta mucho. El hecho de cambiar de un pueblo de 2000 habitantes a una ciudad de 80000 me ha gustado. Me encanta el poder moverme con el transporte público, me hace sentirme independiente y el poder ir a cualquier lado. La ciudad es increíblemente bonita, tiene unas vistas preciosas. Vivo en una de las partes más altas de la ciudad, es un vecindario tranquilo y verdaderamente bonito. Me encantan las casas canadienses. Mi familia de acogida es genial también. Con ellos he hecho muchísimas cosas tambien y tenemos una gran relación, hemos congeniado bastante bien y en ese sentido puedo decir que he tenido muchísima suerte. 
Y básicamente esto va siendo mi experiencia... felicidad, cambio, independencia... Espero que continue siendo así hasta que llegue el día de marchar. Seguramente me esté dejando esparcidos muchisimos detalles y muchisimos momentos pero bueno, no se le pueden pedir peras al limonero...

1 comentario:

  1. Que me parece absurdo comentarte cuando sabes que no sé encerrar en palabras ni la mitad que puedo decirte con un abrazo salchichero.
    Ya sabes que Canadá y sueños van unidos a tu nombre.
    Te quiero.

    ResponderEliminar