jueves, 8 de enero de 2015

''He cosido mis talones a mi sombra pa que aguanten junto a mi todo el camino, pa dejar atrás todo lo que me atolondra, voy cantando caminante no hay camino...

Estoy en medio de una montaña rusa (that doesn't always go up, my friend). Ya he perdido la cuenta de cuántos días llevo aquí y cuántos días me quedan para volver. Son las 23:32 de un jueves por la noche y debería estar dormida, pero escribir en el blog de vez en cuando, y en noches como esta, es algo mejor incluso que dormir. Pido perdón previo por alguna incoherencia gramatical, a estas horas de la noche y sin tanto tiempo sin leer un buen libro en castellano, mi cabeza vive en un enorme cacao mental de idiomas.

Quién me iba a decir a mi que iba a echar tanto de menos hasta los más mínimos detalles de España. La dieta mediterránea, la comida de papá y mamá, las visitas a los abuelos todos los fines de semana, salir por el pueblo, las noches en vela escuchando a Melendi o Estopa, sufrir con cada uno de los partidos del Atleti, ir a Quintanar, los viajes en autobús al instituto, las fiestas, el invierno manchego... Todo aquello que me decían de que con la distancia se aprende a valorar todo lo que se tiene era verdad. Y digo distancia, porque de verdad lo es. Antes de llegar aquí, estar lejos para mi era estar a un par de horas y bueno, ahora tengo mi casa a más de 15 horas en avión y un par de aeropuertos, con el océano Atlántico y toda Norteamérica de por medio. Ni si quiera aunque eche mucho de menos puedo pasarme a hacerles una visita rápida (gracias por existir, querido Skype).

Pero lo más importante de todo es el ir viendo como la gente aparece y desaparece de tu vida. Y como tú también haces lo mismo en la vida de otros. Y como poco a poco empiezas a ser alguien aquí también, como empiezan a aprenderse tu nombre, con la dificultad de la pronunciación de todos los días (He llegado a oírles pronunciándolo de la manera mas extraña que os podáis imaginar, al igual que los múltiples intentos de escribir mi nombre bien, véase Inowa, Ynoah... y a mi que me molestaba que escribiesen mal la H, que inocente) Y como empiezan a compartir pequeñas charlas contigo, caras de sueño todas las mañanas y te acosan a preguntas tipo: Pero tú eres de España, de la zona de México? Y a la gente de México la entiendes cuando hablan? Y a los que hablan portugués?Y en España, en invierno hace calor, verdad? Y qué sensación tan buena cuando les hablas de tu país, cuando les explicas todo lo que está pasando allí (impensable para ellos), cuando se interesan por tu cultura, y te dicen que Ojalá pudiese ir a España algún día y sonríes, porque ojalá pudiesen, porque me parece demasiado cruel que en un par de meses tenga que dejar atrás todo esto otra vez.

En verdad todo son fases, los diez meses se van dividiendo en temporadas. En subidas, en bajadas, en Esto es lo mejor que he hecho en mi vida, y otras veces tan Ni si quiera sé que pinto aquí. ¿Pero por qué debería arrepentirme de haber decidido estar aquí? El mundo es demasiado grande y asombroso para quedarme en un sitio tanto tiempo. Cada día tengo más ganas de seguir viajando. De hacer cosas nuevas, y de seguir descubriendo cada día una cosa nueva de mi.

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